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23 de julio de 2018
Medir los sentimientos
Los algoritmos y los robots deben hacer las emociones humanas más comprensibles. La tecnología ya está profundamente implicada en la vida humana. Nos ha hecho transparentes. Dónde estamos, adónde vamos, qué compramos, Internet lo sabe todo. Conoce las preferencias sexuales de sus usuarios, sus relaciones y opiniones políticas. Sin embargo, ¿reconoce también los sentimientos humanos? Científicos de todo el mundo están trabajando para que la tecnología sea capaz de descifrar lo que motiva a los seres humanos. Evalúan las expresiones faciales, el habla y los gestos. Crean avatares que pueden reaccionar con empatía a personas reales e interpretar sus emociones. Este documental emprende un viaje al mundo de las emociones y muestra lo que, en Los Ángeles, Boston y Berlín, es tecnológicamente posible y la visión que tienen los investigadores del futuro.
Actualmente, hay terapeutas virtuales que apoyan a psicólogos en el diagnóstico de depresiones y traumas. Y robots con habilidades empáticas asisten a profesores en la enseñanza. Gafas de realidad aumentada transmiten en tiempo real cómo se está sintiendo su portador. La autoobservación permanente incrementaría la felicidad personal. Sin embargo, ¿qué hacen estas nuevas y fascinantes posibilidades con los usuarios? ¿Cómo descifran las personas el lenguaje de las emociones, y cómo lo hacen las máquinas? En un “navegador de sensaciones” o en la intuición: ¿En qué quiere confiar el hombre? Para este documental, el escritor Ulrich Schnabel ha analizado el paisaje emocional del mundo digital. Señala cómo los algoritmos pueden influir en el estado de ánimo y en la vida amorosa, y qué hace que las emociones sean una mercancía altamente codiciada.
Mociones para el debate.
- La principal motivación para tener un comportamiento deshonesto es el dinero.
- Siempre vamos a sacar partido del engaño cuando no es fácil de detectar.
- Nos considerarnos seres humanos geniales, aunque reconocemos que podemos hacer algunas trampas de vez en cuando.
- Las personas necesitan de alguien que las vigile para mantener un comportamiento ajustado a las normas.
- La cantidad de dinero que estamos en condiciones de ganar y la probabilidad de que nos descubran determinan si somos deshonestos.
- Es posible coordinar las acciones en ausencia de comunicación o de una convención social establecida.
- Los conocimientos comunes pueden ayudar a que las partes eviten malos resultados o no se llegue a ningún acuerdo.
- Las personas que cometen delitos se basan en un análisis racional de cada situación.
- Al sopesar costes y beneficios, no queda margen para plantearse lo correcto y lo incorrecto.
- Es muy simple engañar, manipular y sugestionar a las personas.
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