Experimentos en el aula

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Resumen elaborado por: Luis Alejandro Palacio García

¿Se pueden realizar experimentos en sus propias clases programadas, o con sus propios alumnos? Los experimentos en el aula pueden ofrecer las ventajas de contrastación prácticamente sin esfuerzo y simplifica la programación, además, las notas pueden provocar altos niveles de motivación y esfuerzo de los sujetos sin tener que gastar dinero. Cuando se usan apropiadamente, los experimentos en el aula tienen un gran valor pedagógico en la enseñanza de la economía, la ciencia política y la gestión de empresas.

Sin embargo, si los experimentos son realizados para reunir datos de investigación, hay que tener precaución en tres aspectos. En primer lugar, la relación entre los sujetos del aula y el experimentador puede crear problemas de validez interna y externa. En el aula, la prominencia y dominancia con premios en dinero o calificaciones no siempre se puede suponer, pues no necesariamente dominan a otros incentivos tales como el deseo de los estudiantes de impresionar a su instructor. Adicionalmente, como instructores, muchos de nosotros traemos un sistema personal de valores o un punto de vista particular a nuestras clases que se trasmite a los estudiantes. Cuando se utiliza la clase para experimentos de investigación, hay que preguntarse si este sistema de valores es relevante para el comportamiento de los sujetos o las teorías que pretendían ser examinadas en el experimento. Si la respuesta es afirmativa, se debe abstener de llevar estos valores a la clase, o refinar los informes de las observaciones ante la posibilidad de interacción con los contenidos del curso.

En segundo lugar, el reclutamiento en la clase de uno mismo para los experimentos llevados a cabo fuera de la clase también conlleva cierto riesgo de debilitar la validez interna del experimento. Los estudiantes pueden quedarse con la impresión de que algunos aspectos de su desempeño en el experimento pueden ser relevantes para el curso o la nota. O pueden tratar de impresionar al instructor en formas que surgen de su relación en la clase, no en el laboratorio. Estos problemas pueden ser mitigados teniendo el cuidado apropiado en el reclutamiento y las instrucciones, y por la ausencia del instructor de la sesión experimental.

En tercer lugar, es difícil engranar los requisitos pedagógicos de aprendizaje con el control y la replicación de los tratamientos requeridos por muchos de los diseños experimentales. Además de estas razones técnicas, los experimentos en el aula presentan algunas dificultades éticas para los científicos sociales. Nuestro punto de vista, al parecer compartido por la mayoría de experimentadores en los últimos años, es que el ambiente en el aula es más adecuado para pruebas piloto o quizás experimentos exploratorios.

En resumen, el valor pedagógico, conveniencia y bajo costo de los experimentos en el aula lo convierten en una opción atractiva para la mayoría de los instructores. Podemos solucionar los problemas relacionados con las preocupaciones y los intereses de los estudiantes ampliando el tamaño de la muestra. Por lo tanto, es importante explorar el uso de este valioso recurso para la creación de nuevos conocimientos.

Nota: Esta columna es un resumen de las ideas expuestas en: Friedman, D., & Sunder, S. (1994). Experimental methods: A primer for economists (p. 248). Cambridge University Press.

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